¿Dónde se encuentra el Patio de los Naranjos de Córdoba que está fuera de la Mezquita-Catedral?
Turismo
Es uno de los 13 patios que componen uno de los centros culturales, histórico y artístico de la ciudad
Se caracteriza por la presencia de fuentes, en una de las cuales no faltan nenúfares
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No, el Patio de los Naranjos de la Mezquita-Catedral no es el único que tiene ese nombre en Córdoba. También es uno de los 13 que alberga el regio Palacio de Viana. Su distribución, decoración y estructura actual refleja la sucesión de la personalidad y los gustos de las familias que la habitaron entre 1425 y 1980. Un total de 18 propietarios que se han sucedido en cinco siglos y han ido ampliando y transformando un grupo de casas de la Baja Edad Media. La última marquesa de Viana fue Sofía de Lancaster, quien se esforzó por mantener el exquisito origen de este palacio del siglo XIV.
El Patio de los Naranjos formaba parte del núcleo originario del Palacio de Viana en el siglo XV. Desde que el visitante traspasa su umbral es recibido por el aroma a azahar, el rumor del agua y las plantas florecidas. Un lugar único para pasear, admirar la vegetación y desconectar del mundanal ruido.
Sin duda, este patio se inspira en los jardines hispano-musulmanes, precedentes históricos y arquitectónicos del patio cordobés. Y como tal, mantiene la esencia en que se mezclan agua, plantas y recogimiento a partes iguales. Además, en el mundo andalusí los jardines no sólo tenían una función estética, sino que también eran espacios donde se cultivaban especies, como sucede con los naranjos centenarios de este patio.
Otro elemento característico del Patio de los Naranjos son las fuentes. Hay dos. Por una parte, encontramos con azulejos cerámicos adornada con calas y otras plantas de primavera. Por otra, emerge una de planta octogonal, que habitualmente esta cubierta de macetas con orejas de vaca y nenúfares.
Además, durante siglos el Patio de los Naranjos sirvió como acceso a la casa hasta que se construyó el Patio de Recibo. En los planos del siglo XIX se podía observar por una parte, la alberca o Patio de la Fuente -bautizado también como Patio de Beber o Patio de la Parra. La otra zona era la de los naranjos o antiguo Patio de los Comedores, debido a las estancias que asomaban al recinto.
Una de las principales curiosidades o anécdotas en torno al Patio de los Naranjos es que el último marqués de Viana iba hasta allí cada mañana para coger un ramillete de heliotropo y prendérselo en el ojal. Fueron, precisamente, los jardineros del Palacio quienes recuperaron esta planta cuyas flores tienen un bonito color azulado.
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