El hotel de lujo de Córdoba donde comes encima de una domus romana
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Los comensales de su restaurante, Arbequina, pueden contemplar bajo sus pies uno de los vestigios mejor conservados de la ciudad
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¿Dónde está el palacio de Córdoba que esconde un laberinto?
Al lujo propio de un hotel cinco estrellas Hospes Palacio del Bailío suma unos vestigios únicos en la ciudad de Córdoba. Bajo el patio de sus restaurante, Arbequina, se vislumbra una domus romana del siglo I en bastante buen estado de conservación, que permite al visitante hacerse una idea bastante aproximada de cómo era la vida de una familia pudiente de la época.
Pero hasta llegar a este punto de conocimiento fueron muchos los propietarios que moraron en este auténtico palacio del siglo XVI. "El último fue Rafael Castejón, catedrático de Veterinaria y arqueólogo que vivió buena parte de su vida en el inmueble. En los años 50 quiso hacer una bodega, descubriendo y excavando parte de una domus o casa romana. No en vano, fue la primera excavación netamente urbana y realizada con una metodología arqueológica en Córdoba", explican desde el Hotel.
Pero sería la cadena Hospes la que procedería a la restauración y documentación de los restos. Al parecer se trata de una domus de peristilo levantada en el primer tercio del siglo I d.C. La data cronológica se asienta en datos como la tipología basas de la columnata del peristilo, el empleo de determinados materiales constructivos, ciertos enlucidos de las paredes conservados in loco, así como los fragmentos cerámicos recuperados en nivel construcción domus.
Igualmente, en la Columnata del peristilo hay tambores cilíndricos y capitel de orden toscano hechos en piedra calcarenita local.
No obstante, muchas de estas piezas se encontraron caídas y Rafael Castejón procedió a su reconstrucción.. Originariamente cada columna contaba con un total de 5 tambores, no los cuatro que se observan a día de hoy. Se calcula que su altura primigenia estaba próxima a los 3,60 metros y estarían rematadas con un arquitrabe adintelado, posiblemente de madera.
Quienes visitan esta domus pueden ver que las columnas separan el ambulacrum (corredor) del propio patio. Éste fue diseñado con un canal perimetral de desagüe y una conducción que recogía el agua procedente del tejado. Otro de los principales hallazgos localizados es un pavimento de opus signinum con origen en el eje del peristilo y que se dirige hacia el corazón del jardín.
¿El resultado? Un camino a base de pasillos que dejaban disfrutar de los jardines laterales sin mancharse los pies. Presumiblemente en el centro del patio había un estanque.
La construcción fue sometida a una importante reforma en el siglo II. "Las columnas literalmente se "cosieron" mediante unos muretes a modo de pretiles que cerraron la transparencia anterior". Al parecer tal modificación buscaba impedir la entrada de agua y facilitar el tránsito por el corredor. La reforma se aprovechó para construir unos rebancos o grandes rodapiés, donde se ubicaron mármoles rematados con mosaico.
El salón de la casa tiene una ancha planta rectangular, conectada con el corredor por una enorme losa de caliza micrítica gris, que proporcionaría la luz necesaria durante el día para iluminar la estancia. En cuanto al pavimento, primitivamente tuvo un mosaico a base de teselas blancas.
Las primeras pinturas se articulaban en zócalos de pintura blanca con salpicaduras de color rojo, sobre los que había grandes paneles de color rojo pompeyano separados por líneas paralelas.
La habitación albergaba un enlucido con tonos rojos y negros. Por su parte, el posible despacho estaba abierto al corredor mediante un umbral conformado por una losa de caliza micrítica gris. Podría tratarse de un tablinum, es decir, un área semipública, con función de despacho o similar, al que se podría acceder desde el peristilo, pero que a su vez comunicaba directamente también con otros espacios.
En cuanto al pavimento, es más que posible que en sus comienzos fuese de signinum o similar y después a base de un entarimado de madera. Las habitaciones interiores se enlucieron y decoraron con combinaciones en que predominan los tonos rojos y negros.
Con el paso del tiempo cabe la posibilidad de que se reorganizara el paso entre habitación y se cerró el acceso al salón. Este cambio se produjo entre el siglo II d. C. y principios del siglo III d. C. Aunque, definitivamente, la destrucción definitiva de esta domus tuvo lugar en el siglo III d.C.
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