La iglesia de Priego de Córdoba donde 'habita' un ángel de lo más inquietante
En el altar mayor se esconde un querubín que porta una máscara de la muerte cuyo significado se desconoce
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La Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Priego de Córdoba alberga un 'habitante' de lo más misterioso. Esquivando las miradas, se esconde un angelote que porta una máscara de la muerte. Siempre ha estado ahí aunque no se supiera de su existencia, pero fue descubierto gracias restauración a la que fue sometida hace tres años esta inmensa obra de arte en la que se superponen retablos, bajorrelieves y esculturas.
"Realmente no sabemos qué significa, ni siquiera la restauradora lo tiene claro", excusa Antonio Aguilera, el sacristán del templo. Una interpretación podría ser "el triunfo de la vida sobre la muerte" o bien "la Resurrección", apunta Aguilera, quien asume que el hallazgo causó una gran sorpresa.
La escena protagonizada por este ángel juguetón que se tapa el rostro con una careta de calavera ocupa uno de los frisos centrales del altar, por encima de la tabla del Nacimiento. La ornamentación de todo el conjunto incluye molduras, columnas, rocallas, escultura, pinturas y relieves. Y, seguro, todo tiene su razón de ser.
La restauradora encargada del proyecto, Ana Infante, recuerda que a día de hoy se desconoce el autor del retablo, lo que añade un enigma más, si bien se sabe que corresponde al Renacimiento tardío. Su distribución parte de un banco y tres cuerpos rematados por un ático, divididos de arriba a abajo por tres calles y cuatro entrecalles en distinto plano, que fue montado en 1567. Las pinturas son de Pedro de Raxis y Ginés López.
En el interior del templo destaca El Sagrario, obra maestra del barroco español, ejecutado por Francisco Javier Pedrajas (1772 y 1784). Fue declarado Monumento Nacional en 1932. Su planta se articula en un octógono cuya tribuna remata una imponente cúpula gallonada con ocho amplios ventanales a través de los que la luz baña al conjunto. El centro está presidido por un tabernáculo del escultor Manuel Garnelo (1921).
La iglesia alberga un museo con numerosas obras de platería. Las más vetustas datan del siglo XVI. Por méritos propios concentran todas las miradas piezas como los portapaces y la custodia renacentista de 1589. También hay un juego de altar de oro y esmaltes, que es una donación de finales del siglo XVIII del Arzobispo y Virrey Caballero y Góngora.
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