La inquietante tradición carnavalesca que ha recuperado Guadalcázar
Tradiciones
Conocida como 'mascaras', se suma a otras como el Miércoles de Ceniza y el Domingo de Piñata
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El Ayuntamiento de Guadalcázar está trabajando de lleno en recuperar tradiciones de ataño que se han ido perdiendo en el tiempo. Una de las más populares es la de las máscaras, que ya se ha incluido en este mismo Carnaval.
Las máscaras es una tradición de ataño en Guadalcázar y que se perdió a finales de los años noventa. La tradición, es muy básica: se trata de disfrazarse con ropajes, telas y complementos varios de los que hubiera por casa. ¡Sin demasiada preparación previa!
Lo más importante era tapar la cara. Una vez vestidos, la tradición mandaba a deambular por el pueblo, sin organización ninguna de forma espontánea y preguntando: "¿A qué no me conoces?". Su origen no queda claro. Lo único que es seguro es que finalmente acabó derivando en la celebración de los pasacalles tal y como los conocemos en nuestros días.
La intención del ayuntamiento es que estas máscaras vuelvan a ser protagonistas del Carnaval. Por eso, se llevará a cabo un taller de máscaras para que los más pequeños aprendan cómo se hacían y puedan confeccionar una. El objetivo es que ésta pueda ser utilizada el día 16 de febrero en un concurso que ha organizado el Consistorio.
Concretamente, el desfile del certamen comenzará en la Plaza de España y los participantes recorrerán libremente las calles del pueblo. Un jurado valorará la más original, la más divertida y la más irreconocible. Posteriormente, todos los participantes podrán disfrutar de una merienda tradicional.
No obstante, la de las máscaras no es la única tradición que está recuperando el Ayuntamiento. Lo mismo está haciendo con el Miércoles de Ceniza.
Su celebración, tan arraigada en los pueblos del entorno, llegó a perderse por falta de interés de la juventud. Tras más de una década sin realizarse, desde la Delegación de Cultura del Ayuntamiento de Guadalcázar se propuso dar un nuevo impulso a esta tradición con la intención de recuperarla, conservarla y dar a conocer el significado ese día a las nuevas generaciones.
Se centra en la tarde del Miércoles de Ceniza. Aproximadamente a las 17:00 los vecinos de todas las edades se congregan con su bolsa de harina o polvo de talco en mano. Y a partir de ahí, comienza el juego.
Los participantes componen un corro y se van lanzando un botijo de uno a otro, de tal manera que la persona a la que se le cae es el objetivo del lanzamiento de la harina o polvo de talco por parte de los demás compañeros.
Por último, se hacen dos grupos y entre ellos se pone en marcha una verdadera guerra blanca teniendo como arma la harina y los polvos.
A esta tradición en Guadalcázar se suma el Domingo de Piñata, una fiesta que consiste en colgar un botijo llenos de caramelos por la mañana en distintos puntos del pueblo, que simbolizan que allí se romperá una piñata por la tarde.
Aunque esto no siempre fue así: si bien ahora se llenan los botijos de caramelos, ataño era agua, harina, paja e incluso ratones lo que se metía dentro.
La persona encargada de romper la piñata se venda los ojos y se coloca casco de protección y gafas. Desde un extremo de la cuerda que sujeta la piñata, se coloca otra persona que da juego subiendo y bajando el botijo con la intención de dificultar la rotura de la misma. Una vez se han roto todas las piñatas localizadas en el municipio, los vecinos se congregan en la Plaza de España para tomar una chocolatada con sopaipas, que elabora un grupo de mujeres de la localidad.
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