¿Qué leyenda inspira el Zoco de La Encantá de Almodóvar del Río?

Almodóvar del Río no sólo es famoso por su Castillo de la Floresta, sino por todas las historias y leyendas que giran en torno a él. Entre todas, hay una que logra conmover el alma -y helar la sangre a partes iguales- a quienes la escuchan.

La protagonista no es otra que la princesa Zaida, popularmente conocida como 'La Encantá'. Según reza la leyenda cada 28 de marzo el espíritu de esta princesa recorre las torres del Castillo de Almodóvar del Río esperando el retorno de su esposo, el príncipe Fath-Al-Mamun, hijo del rey Al-Mutamid. Y es que su amado murió luchando contra los almorávides en el Alcázar de Córdoba (1091).

Los almorávides asediaban la ciudad de Córdoba, por lo que el príncipe Fath-Al-Mamun decidió enviar a su esposa a la fortaleza con intenciones de asegurar su protección. Sin embargo, sus esfuerzos fueron en vano ya que el asedio se hizo imposible de defender y Córdoba quedó capitulada como ciudad conquistada por el ejercito almorávide.

El príncipe murió y su esposa, Zaida, en la noche en que fallece su marido siente rápidamente que algo no va bien. Se asoma al balcón de la torre del homenaje y le sobreviene una terrible visión de su esposo caído en la batalla.

Como consecuencia se sumió en una profunda depresión. Dejó de comer y beber y permanecía encerrada todo el día. Y finalmente murió de pena u obviamente de inanición.

En conmemoración de dicho día, se va a celebrar en Almodóvar del Río el XII Zoco de La Encantá, el evento medieval andalusí que recuerda a este personaje de leyenda. Tendrá lugar del 24 al 26 de marzo en el entorno de Las Parvas y el Castillo de Almodóvar.

Habrá mercado de artesanía, pasacalles teatralizado, música en directo, cetrería, gastronomía y la representación teatral de la leyenda de la Princesa Zaida. Una posibilidad única de acercarse a la historia de la espectral figura que los obreros que reconstruyeron el Castillo de Almodóvar a comienzos del siglo XX aseguran haber visto convertida en sombra. Los lamentos, gritos y sollozos invadían la fortaleza de Almodóvar, y los trabajadores estaban tan asustados que se negaron a trabajar de noche en el Castillo.