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María José Llergo se ha convertido en una de las artistas emergentes más interesantes del panorama musical de este país y así lo demostró durante su brillante actuación en el Teatro del Generalife dentro del ciclo ‘1001 Músicas – CaixaBank’.
Este festival, organizado y promovido por Proexa, cuenta con el respaldo de CaixaBank, está cofinanciado por el Programa Feder Andalucía 2021-2027 y la Junta de Andalucía, así como con el patrocinio y colaboración de Sabor Granada, Diputación de Granada, Ayuntamiento de Granada, Fundación Amigos de la Alhambra, FAM Cultura, Renfe, Cervezas Alhambra, Moët & Chandon, Royal Bliss, Bodegas Muñana, doctortrece, Ideal, Mondo Sonoro, Canal Sur, Radio 3 y Ticketmaster.
La polivalente artista cordobesa ofreció sobre las tablas del escenario ubicado en el recinto monumental de la Alhambra una noche memorable para quienes llenaron el teatro granadino. Y es que María José Llergo no es una artista flamenca como tal, sino que ha mantenido su formación, pero ha aplicado la fusión con otros estilos que resultan vanguardistas y muy atractivos.
La Llergo, que se mostró emocionada y agradecidísima desde el primer momento conquistó con un espectáculo aparentemente sencillo pero lleno de matices. Descalza, vestida de blanco y con su larga melena azabache movida por el viento casi otoñal que ya se colaba anoche entre los cipreses del Teatro del Generalife, la artista no necesitó más artificios para acompañar una espléndida voz y meterse al público de 1001 Músicas – CaixaBank en el bolsillo.
Arrancó con Ultrabelleza, el tema que da nombre a su último trabajo, y se sucedieron Superpoder y Visión y reflejo, punto del concierto en el que María José Llergo invitó a subir al escenario a Juan Habichuela (nieto) para deleitar a la audiencia con Me miras.
Siguieron Juramento – inspirada en una ficticia pedida de mano en el mismo escenario que ocupaba porque "no puede haber lugar más bonito para una declaración de amor que la Alhambra"-, A través de ti, Malaje – el piropo más guay que puede recibir en palabras de la artista - La Luz– dedicada a las mujeres más importantes de su vida, su madre y su abuela-. También Unx novix, Tanto tiempo, Tencontrao, Lucha, y Aprendiendo a volar.
Llegó el momento de versionar Pena, penita, pena y María José Llergo lo disfrutó y lo hizo disfrutar. Sorprendió al público recorriendo el patio de butacas, desde el fondo del teatro hasta volver al escenario con paradas, brincos y una improvisación con la que convirtió al público no solo en espectador si no en parte del espectáculo.
La artista, que se resistía a abandonar el escenario, terminó con Rueda, rueda y volvió a sorprender interpretando el tango Al Gurugú de nuevo con el acompañamiento de Juan Habichuela.
La naturalidad y sensibilidad de las que hizo gala la joven artista convirtieron la noche en una experiencia inolvidable.
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