Cuatro planes muy apetecibles para disfrutar de Córdoba en plena ola de calor

Ocio

La visita nocturna a la Mezquita-Catedral y a Medina Azahara es una magnífica opción para esquivar la canícula

Desde el Parque de la Asomadilla se puede disfrutar de uno de los atardeceres más bonitos de la ciudad

El balneario de Córdoba que está entre los 10 mejores de Andalucía

El yacimiento arqueológico de Medina Azahara al anochecer
El yacimiento arqueológico de Medina Azahara al anochecer / EFE/SALAS

Los días que se aproximan en Córdoba amenazan con elevar el mercurio hasta el infinito ¡Pero eso no quiere decir que no se pueda salir a disfrutar de la ciudad! Toma nota de unos cuantos planes en los que acercarse al ocio y la cultura de la capital sin morir de calor.

Los fines de semana de verano el Conjunto Arqueológico de Medina Azahara ofrece un programa de actividades teatralizadas en horario nocturno. Se desarrollará los viernes y sábados, hasta el 20 de septiembre. El ciclo se titula El Círculo del califa: árabes, eslavos y bereberes’ y pondrán de relieve la diversidad de la población que habitaba la ciudad califal.

En esta edición, el programa permitirá conocer la diversidad de población de tres grupos étnicos, árabes, bereberes y eslavos, que habitaban el palacio y se ocupaban de funciones como las político-administrativas, militares y de trabajo doméstico. Por tanto, las puestas en escena se llevarán a cabo por los principales edificios del palacio, como el Edificio Basilical Superior, la Casa de Yafar y el cuerpo de guardia.

Las actividades nocturnas, que se desarrollarán los fines de semana desde el 6 de julio hasta el 20 de septiembre de este año, se desarrollarán en dos pases de 1,15 horas de duración cada uno, en horario de 20:45 a 22:00 y de 22:15 a 23:30 con una excepción, los días 9 y 10 de agosto, no habrá actividad por coincidir con el programa de conciertos ‘Algarabía. Escénica Medieval 2024’.

El aforo máximo por pase es de 30 asistentes y es obligatoria la inscripción previa a vía online.

Dejarse embrujar por la belleza única y singular de la Mezquita-Catedral de Córdoba siempre es una magnífica opción tanto para cordobeses como para turistas, pero la canícula extrema que se prevé para el puente de mayo hace la visita nocturna lo más recomendable.

El Alma de Córdoba es una sorprendente y diferente forma de conocer este maravilloso edificio Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1984.

Sus visitantes se verán inmersos en un apasionante viaje a través de la tecnología más avanzada en iluminación, sonido y proyecciones. Una forma amena y muy atractiva de acercar al público a la edificación, ampliaciones y diferentes confesiones religiosas que han marcado los designios de la Mezquita-Catedral.

El Alma de Córdoba es una experiencia inmersiva desde una perspectiva tanto histórica como artística. En junio, julio y agosto hay pases a las 22:00 y 23:30. En septiembre hay dos pases: 21:30 y 22:30.

No obstante, este auténtico espectáculo cultural que es El Alma de Córdoba no es exclusivo de los meses de verano, sino que está disponible durante todo el año. Este tour nocturno dura aproximadamente una hora y tiene un aforo de 100 personas como máximo, para garantizar la tranquilidad y disfrutar de una propuesta singular de calidad.

El precio de la entrada general es de 20 euros. El coste de la reducida es de 14 euros y está reservada a mayores de 65 años, discapacitados, estudiantes hasta 26 años y niños de 7 años en adelante, previa acreditación oficial.

La entrada gratuita es sólo para menores de 7 años (sin audioguía y acompañados de un adulto con entrada válida.

La reserva y compra de entradas podrá realizarse con antelación al inicio de las visitas en las taquillas de la Mezquita-Catedral o en su página web.

El Parque de la Asomadilla es ideal tanto para un paseo en solitario como para disfrutar de momentos en familia. Está lo suficientemente apartado del centro como para desconectar de la vorágine de la ciudad pero no tanto como para perder demasiado tiempo en el desplazamiento. En esta zon no faltan amplias zonas verdes para descansar, sentarse o tomar algo en familia o con amigos esperando la caída del sol. Además, cuenta con un mirador desde donde hay una espléndida vista panorámica de la ciudad.

Testigo de la ciudad

Los amantes del arte y la vegetación exuberante encontrarán un auténtico paraíso en el Palacio de Viana, con un total de 13 patios y mucha cultura por descubrir. ¡Eso sí! horas en julio y agosto su horario es de martes a domingo de 9:00 a 15:00 y los lunes está cerrado. Su distribución, decoración y estructura actual refleja la sucesión de la personalidad y los gustos de las familias que la habitaron entre 1425 y 1980. Un total de 18 propietarios que se han sucedido en cinco siglos y han ido ampliando y transformando un grupo de casas de la Baja Edad Media.

Las diferentes dependencias del Palacio albergan diferentes colecciones de objetos de la más variada índoles (pinturas, vajillas, mosaicos, tapices, azulejos, armas de fuego). Un entorno señorial salpicado de valiosas obras de artes, que enamoran al visitante durante su recorrido. Entre ellas, merece especial mención la colección de guadamecíes y la gran biblioteca de los siglos XVI al XVIII.

Viana está bajo la gestión de la Fundación Cajasur desde 1980 y puede presumir de aglutinar la mayor concentración de patios de la ciudad.

A diferencia de los museos y salas de exposiciones habituales, Viana es una casa vivida y real en la que el visitante se ve envuelto por la historia no solo del lugar sino de sus diferentes moradores a través de los objetos heredados, que se exhiben en su entorno y contexto.

Traspasar el Palacio de Viana es iniciar un recorrido histórico y sensorial por 12 patios cordobeses, cada uno con su propia personalidad, sin salir del edificio. Y lo que es mejor, acerca al espectador al modo de vida privada de la aristocracia que estaba el área más próxima a los círculos de poder.

Sus muros encierran un recorrido histórico y sensorial por cinco siglos de historia que arranca en el patio de vecinos de origen medieval y sigue por el jardín-huerto de origen musulmán, sin obviar los patios renacentistas como símbolos de poder, la ampulosidad del Barroco cordobés o la sofisticación propia del romanticismo.

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