La plaza de Córdoba donde cada noche se ve un caballo que desaparece al alba

La Plaza del Potro es una de los enclaves de Córdoba con más encanto y magia de la ciudad. No sólo por su ubicación. Esta rodeada por edificios tan bellos y emblemáticos como el Museo de Bellas Artes, el de Julio Romero de Torres y la Posada del Potro. Si enfilamos la calle hacia el sur vislumbramos el Guadalquivir.

Sin embargo, el protagonista de la Plaza es el pequeño caballo, el potro que corona la fuente ubicada en el centro. Como por arte de encantamiento y debido a la forma en que inciden las luces que lo alumbran, su sombra, engrandecida y estililizada se proyecta en la fachada principal del Museo de Bellas Artes. Y como si de una ensoñación se tratase, desaparece con las primeras luces del alba.

El periplo del potro

Fue en tiempos del reinado de Felipe II, cuando el corregidor cordobés ordenó su construcción para mejorar el abastecimiento de agua del vecindario. Se erigió en 1577, pero no sería hasta un siglo después cuando sería coronada por el encantador potrillo que parece mirar a los visitantes.

Originalmente la fuente estuvo situada donde actualmente está el Triunfo a San Rafael y en 1847 se trasladó a su destino actual. En cuanto a la razón de su nombre hay dos posibles explicaciones. Pudiera ser que tanto esta plazoleta como la fuente se lo deban al pequeño equino, aunque tampoco es descabellado pensar que tendría mucho que ver la posada del mismo nombre.

La Plaza del Potro pertenece al barrio de la Axerquía. En tiempos fue lugar de compra-venta de ganado y de actividades artesanales, que marcaron el día a día de la Posada del Potro.

Actualmente es uno de los rincones más visitados y fotografiados de Córdoba. Además, es escenario cada año de uno de los espectáculos de la Noche Blanca del Flamenco y allí mismo colocan una de las Cruces de Mayo de la ciudad.