El puente de Córdoba que está dedicado al primer 'hombre-pájaro' de la historia

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Puente de  Ibn Firnás en la Variante Oeste de Córdoba.
Puente de Ibn Firnás en la Variante Oeste de Córdoba. / El Día

En Córdoba se mezclan las construcciones más vetustas con auténticas obras de ingeniería y diseño. Un buen ejemplo es el Puente de Abbás Ibn Firnás, cuya forma reproduce la figura de un hombre con alas. La razón es bien sencilla, este científico, químico y filósofo ha pasado a la historia como el creador del paracaídas y el padre en honores de la aeronáutica moderna.

Se trata de un puente en arco que cruza el río Guadalquivir como parte del tramo sur de la Variante Oeste de Córdoba, que une la A-4 y la A-45 con la N-437 (carretera del Aeropuerto). Fue inaugurado a comienzos de 2011.

Tiene una longitud de 365 metros y más de 30 metros de ancho. Además, es el séptimo puente que atraviesa el río Guadalquivir.

Todas los indicios apuntan a que Ibn Firnás nació en Ronda a comienzos del siglo IX. Sin embargo, sería Córdoba la ciudad a la que está ligado su hallazgo más famoso: el primitivo paracaídas. En efecto, Ibn Firnás fue el primer hombre-pájaro de la historia, varios siglos antes de que Leonardo Da Vinci soñara, ni siquiera con surcar los cielos.

Se cuenta que en el año 852 se lanzó al vuelo desde una torre de la ciudad con la única amortiguación de una enorme lona. El resultado fueron heridas leves producto de la caída. Ya en el 875 mandó construir construir unas alas de madera con un recubrimiento de tela de seda y adornadas con plumas de águila, un plan aparentemente sin fisuras para volver a tirarse desde la Torre de la Arruzafa. Esta vez se fracturó las dos piernas al aterrizar, pues a pesar de haber observado concienzudamente el vuelo de las aves durante largo tiempo, se había olvidado de incluir en su invento una cola. Aunque en honor a la verdad hay que reconocer que se mantuvo en el aire durante unos gloriosos segundos.

Igualmente, se le atribuye la fabricación de un reloj nocturno de agua. Centró, además, También construyó un planetario y a él le debemos la técnica de talla del cristal de roca. Una vida dedicada al estudio, las comprobaciones empíricas y llena de hallazgos y aportaciones a la ciencia que acabó en Córdoba en el año 887.

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