El restaurante de Córdoba donde comer de lujo y ver de cerca las procesiones más bonitas

Bodegas Campos es uno de los restaurantes con más demanda no sólo en Semana Santa sino durante todo el año. Su ubicación (Lineros, 32) en uno de los barrios más pintorescos de la ciudad y la propia historia de la casa lo convierten en un lugar de peregrinación para quienes desean vivir una experiencia que supera la propiamente gastronómica.

De la misma forma, resulta inolvidable contemplar el paso de las procesiones de Semana Santa apostado en cualquiera de sus balcones. El Domingo de Ramos pasan por allí los pasos de La Borriquita, Las Penas, El Rescatado y el Huerto.

Hacen lo propio La Merced y Ánimas en la tarde del Lunes Santo. Mientras que un día después es el turno de La Universitaria, El Buen Suceso y El Prendimiento.

Hasta el Miércoles Santo es necesario esperar para ver pasar La Misericordia. Aunque, sin duda, son el Jueves y Viernes Santos dos de las jornadas que más fieles congregan mientras procesionan La Caridad, Las Angustias y El Cristo de Gracias; y La Soledad.

Una mesa pródiga

Y antes o después de sucumbir a la dinámica procesional, siempre resulta un placer deleitarse con la carta de la casa. Es tiempo de música de tambores y cornetas, de incienso y azahar en el ambiente y de recogimiento a la luz de cirios y velas. Pero también es época de confesiones delante de una copa de fino y un buen plato de jamón, de probar las berenjenas y el bacalao frito y de que se pare el mundo frente a un arroz meloso con rabo de toro. Si aún quedan ganas, no falta en Lineros un flamenquín de categoría o un salmorejo en dornillo -servido como mandan los cánones.

A la hora del postre gana enteros su mítico helado de naranja con gelatina de PX y en plena Semana Santa no hay que resistirse al placer de degustar una torrija caramelizada y sorprendentemente jugosa, que descansa sobre helado de miel.

¿El broche de oro? Copita de PX o de Amontillado de esos que cuentan la historia de Córdoba a cada sorbo.