Molinos de Córdoba: la ruta más desconocida de la capital

Cultura

Las márgenes del Río Guadalquivir, a su paso por la capital, están salpicadas por cuatro de ellos que bien vale la pena conocer

Actualmente el Molino de San Antonio es una sala de exposiciones / El Día

No es ningún secreto que el corazón de las civilizaciones nace en torno a un río, caudal de vida. Y Córdoba no es una excepción. El Guadalquivir ha escrito con letras de oro la historia de la ciudad. De ahí que en el entorno de la Ribera y aledaños se conserven cuatro molinos, cuya visita resulta de lo más amena e interesante.

El Molino de la Albolafia aparece desde el siglo XV en el escudo de la ciudad / El Día

Molino de la Albolafia

Apenas lo separan unos metros del Puente Romano, a la margen derecha del río. Y es el más pintoresco y fotografiado, sin duda.

Lo mandó construir Abd al-Rahman II con el objetivo de llevar el agua del Guadalquivir hasta el palacio de los emires. El escollo natural lo salvaron con ingenioso acueducto.

De una belleza singular, el molino tiene una noria restaurada, que en tiempos Isabel La Católica -que vivía en el Alcázar- mandó desmontar por el molesto ruido que hacía. Este molino, desde el siglo XV, está integrado en el escudo de la ciudad.

Los Sotos de la Albolafia fueron declarados Monumento Natural en 2001 / El Día

Además, el material de arrastre que el río deposita en este tramo, ha dado lugar a los Sotos de la Albolafia, una estampa bien particular -de 6 kilómetros de extensión- donde habitan gran variedad de aves y plantas.

Su riqueza y singularidad le valió, en 2001, la declaración de Monumento Natural: un oasis con fauna y flora propia en medio de la capital.

Está integrado en el Jardín Botánico como Museo de Paleobotánica / El Día

Molino de la Alegría

El más alejado es el Museo de Paleobotánica, integrado en las instalaciones del Jardín Botánico. Su construcción se remonta a los siglos XV al XVI, aunque su aspecto actual es producto de las actualizaciones a las que se le sometió a comienzos del siglo XX. También está situado en la margen derecha del río.

Molino de San Antonio

Según los datos que manejan los historiadores más avezados, seguramente se levantara en la Edad Media. De hecho, hay documentos del siglo XVIII que indican que el molino primigenio era de una sola planta.

Originalmente en sus instalaciones se molía la harina y fue bautizado así en honor a la representación del santo del mismo nombre que hace mucho tiempo había en una hornacina situada en la fachada.

El Molino de San Antonio funcionó hasta mediados del siglo pasado, cuando se decidió que albergaría la construcción de barcas para cruzar el Guadalquivir.

El edificio ha sido sometido a varias reformas estructurales debido a las crecidas del río y los cambios del sistema hidráulico.

Su estado de conservación es muy bueno y fue rehabilitado -allá por 2008- según el proyecto del arquitecto Juan Cuenca. Gracias a ello se recuperó la cubierta de madera, los cuerpos constructivos, el tajamar y el azud -que comunica con los demás molinos.

A día de hoy es una sala de exposición y se puede acceder a su visita de forma permanente. Además, la entrada da derecho a pasar al Jardín Botánico.

Aunque el Molino de Martos se construyó en el siglo XII, su última reforma data del siglo XVI / El Día

Museo Hidráulico-Molino de Martos

El Museo Hidráulico es parada obligatoria para quien quiera conocer la ciudad desde una perspectiva no sólo histórica sino también antropológica. Molino de Martos ejerce como sede del Museo, donde es posible acercarse a la interpretación de la historia a través de la cultura, la gestión del agua y la tradición en el uso de las plantas, ya sea como fuente de alimento (harinas de cereal), tintóreas (paños y tejidos), encurtidoras (pieles) o fibras vegetales.

Aunque la estructura original es del siglo XII, fue reformado durante el XIV y el XVI, lo que inevitablemente cambió su aspecto primero.

Fue concebido con tres batanes, una sala de molienda y un embarcadero. Y tuvo un papel muy destacado en lo relativo al proceso de molida del cereal en el día a día de la capital.

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