La ruta en moto perfecta para disfrutar del silencio y la tranquilidad de la Sierra de Hornachuelos
Turismo
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Las vacaciones de verano son siempre una buena ocasión para una escapada motera. Dejar atrás el asfalto y los ruidos de la ciudad, sentir el viento de cara y perderse en sus propios pensamientos es un lujo posible en la Sierra de Hornachuelos. A eso se suma la extraordinaria riqueza de fauna del lugar.
En suma, la posibilidad de contemplar un bosque mediterráneo casi virgen mientras se recorren carreteras poco transitadas, sinuosas y en perfecto estado de asfaltado.
Esta ruta de desconexión arranca en la ciudad de Córdoba por la antigua carretera de Sevilla, y que en tiempos fue Camino de Postas del Correo Real, una iniciativa de los Reyes Católicos.
Si acometemos un pequeño desvío, recalaremos en el Conjunto Arqueológico de Medina Azahara (su visita no excede la hora y media de duración).
Una vez que hayamos atravesado Villarrubia, vislumbraremos el Castillo de Almodóvar o Castillo de La Floresta, la panorámica desde esta fortaleza es excepcional.
Continuamos con rumbo a Hornachuelos, el pase VIP a Sierra Morena en nuestro trayecto. ¡Ojo! Es aconsejable llevar el depósito a tope de combustible pues por la zona escasean las gasolineras. Atravesamos el pueblo, donde merece la pena recrearse en la tipicidad de sus calles pintorescas. Es imprescindible descubrir la belleza del tajo que asoma al río Bembézar mientras penetramos en el Parque natural de la Sierra de Hornachuelos.
Tomamos la A-3151, una magnífica carretera de montaña que nos lleva a la aldea de San Calixto. El trazado tiene bastante curvas, pero apenas encontramos baches y el tráfico es escaso. Sin embargo, no podemos bajar la guardia pues pueden aparecer ciervos y otras especies animales que nos sorprenderán en nuestra ruta.
Pero el máximo de soledad y tranquilidad lo alcanzamos cuando dejamos pasamos por el Monasterio de San Calixto. Es fácil no cruzarnos con nadie en varios kilómetros. De hecho, la zona pertenece a la Reserva Starlight gracias a su aislamiento y su escasa contaminación lumínica, que propician una observación magnífica del cielo nocturno.
Quienes opten por esta ruta se verán rodeados por uno de los pulmones verdes de Andalucía: vegetación muy frondosa, compuesta por las especies típicas de un bosque mediterráneo muy cerrado: encina, alcornoque y quejigo. Mientras que en la zona de matorral se imponen madroños, coscojas, lentiscos y, en solana, jara y cantueso. El motorista ha de pasar por La Cardenchosa. A partir de aquí, el tráfico aumenta ligeramente y se cruzará con las aldeas de Ojuelos Altos, Los Panchez y Doña Rama - a medio camino entre Fuente Obejuna y Belmez- que nos llevarán hasta Villanueva del Rey, donde merece la pena parar.
A continuación la ruta enfila dirección sur por la CO-5401, donde circular cruzando un bonito pinar, que nos conduce hasta Villaviciosa de Córdoba. Este pueblo es ideal para almorzar o cenar -si decidimos hacer noche- y degustar la excelente gastronomía de la zona (estofado de venado y conejo, las sopas imperiales y los níscalos del monte) y los excelentes vinos del Guadiato. Y si aún tenemos ganas de más, siempre podemos dar buena cuenta de dulces artesanos como buñuelos y borrachuelos. El último tramo de nuestra aventura transcurre por la A-3475 y la CO-3402, espacios solitarios y con abundantes curvas. ¡Precaución con las hojas de pino en el asfalto! Mientras bajamos al río Guadiato hay un mar de curvas pero, en compensación, las vistas del fondo del valle son increíbles.
Y así alcanzamos Santa María de Trassierra, donde reaparece el ritmo de la ciudad y la afluencia de tráfico rodado, mientras atisbamos una de las mejores panorámicas de la ciudad de Córdoba, donde culmina nuestro viaje.
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