'Saber de oído', la primera exposición individual de Cristina Mejías en el C3A

Cultura

El título de la muestra hace alusión a una forma de conocimiento basada en la escucha y la atención

Todas las imágenes de la muestra

Todas las imágenes de la exposición 'Saber de oído' de Cristina Mejías en el C3A
Una obra de la exposición 'Saber de oído' de Cristina Mejías en el C3A. / Miguel Ángel Salas

El Centro de Creación Contemporánea de Andalucía (C3A) ha inaugurado este jueves la muestra Saber de oído, la primera exposición individual de la artista visual Cristina Mejías (Jerez de la Frontera, 1986). Comisariada por Claudia Rodríguez-Ponga, la muestra expone el estudio de la artista en torno a los saberes no hegemónicos, subjetivos y sensoriales que se transmiten mediante la experiencia. La exposición, compuesta por dos instalaciones interconectadas que ocupan las salas T3 y T2, esta última producida específicamente para el C3A, podrá visitarse hasta el 21 de octubre de 2025.

El título de la exposición, Saber de oído, hace alusión a una forma de conocimiento basada en la escucha y la atención, más cercana a lo sensorial que a lo racional. Inspirada por el concepto del claro del bosque de María Zambrano, la muestra propone un recorrido entre salas concebidas como espacios de esclarecimiento.

En palabras de la comisaria, Claudia Rodríguez-Ponga, “errar forma parte de esta propuesta estética: vagar de claro en claro, aprendiendo a base de prueba y error. Incluso podríamos afirmar que resulta indispensable”.

Recorrido circular

En este recorrido circular, se entrelazan dos instalaciones: Aprendices errantes (sala T3) y Cantantes silenciosas (sala T2), que proponen una reflexión sobre la transmisión del conocimiento desde una perspectiva sensorial y social, tomando el movimiento, el sonido y la luz como vehículo de transmisión.

En Aprendices errantes, obra originalmente producida para su exposición en el Museo Patio Herreriano de Valladolid, la artista plantea un conjunto de obras de carácter escultórico que se activan con el tránsito del público. Las piezas, conectadas entre sí por hilos, permanecen en letargo hasta que el espectador entra en la sala y se activa el movimiento. A medida que el público se desplaza por la sala, estas obras se van activando, provocando a su vez un movimiento sutil en aquellas que están más alejadas. Este movimiento errático genera a su vez un sonido, "una melodía circular a tiempo real, a partir del movimiento de los propios materiales en sala", explica la artista.

La instalación se complementa con un vídeo en el que el viento actúa como desencadenante de esa coreografía de elementos. La obra incorpora materiales vinculados a la experiencia personal de la artista, como la madera curvada, cuyo aprendizaje parte del oficio de luthier de su hermano, o elementos reciclados recogidos durante su residencia en Oporto dentro del programa Artwork.

La instalación, además, parte de la observación y estudio de sistemas de aprendizaje como el canto de las ballenas jorobadas, que se transmite, varia y amplía socialmente, o el vuelo coordinado de los estorninos, donde la transmisión se produce por contagio y repetición.

'Cantantes silenciosas' en la sala T2

Por su parte, en la sala T2 se presenta Cantantes silenciosas, una instalación de nueva producción concebida específicamente para el C3A. Aquí, Cristina Mejías trabaja con la luz, el reflejo y la transparencia, en diálogo con las celosías arquitectónicas del edificio, con obras realizadas en materiales como tela, madera, metal o papel. Ante el paso del espectador, una de ellas se ilumina, modificando la percepción del espacio a través del juego de sombras, reflejos y su relación con el resto de las piezas.

La instalación se completa con un vídeo que se despliega en dos pantallas, como si se tratase de un libro abierto, donde se muestra el encuentro de objetos que se mueven circularmente y colisionan, produciendo diferentes sonidos. La pieza audiovisual, subtitulada con el diálogo de la artista con su hermano, es una obra revisada que conecta con la sala T3, generando un vínculo circular.

Cristina Mejías, en el C3A
Cristina Mejías, en el C3A / Miguel Ángel Salas

Entre ambas salas se sitúa la pieza Canto rodado (2022), una cortina cerámica formada por cuentas que, al chocar entre sí, emiten un sonido que remite al fluir del agua. En Saber de oído las obras se relacionan como un cuerpo de trabajo conectado entre sí, en el que una instalación funciona como prólogo o epílogo de la otra, trazando un camino de ida y vuelta que trasciende la linealidad del relato expositivo.

El trabajo de Cristina Mejías se articula en torno a los saberes menores, aquellos que se transmiten oralmente, desde la experiencia. "Me interesa cómo ciertos aprendizajes circulan sin necesidad de explicación, cómo se contagian desde la observación o la práctica compartida, como sucede en los talleres de artesanía o en las herencias de tradiciones no escritas", señala.

Su práctica incluye el aprendizaje con artesanos de múltiples disciplinas, como del vidrio, el trenzado, el tejer junco de río, la costura, o el curvado de madera, lo que la convierte en parte activa de la transmisión oral y experiencial del conocimiento transmitido.

La iluminación de las piezas audiovisuales, así como de ambas instalaciones, ha sido realizada con el asesoramiento de Víctor Colmenero Mir, mientras que las piezas audiovisuales han sido producidas en colaboración con Malasombra Estudio. Con esta exposición, las salas del C3A se convierten en un espacio inmersivo y participativo, en el que el público deja de ser un mero observador para crear su propia lectura de las obras. Las percepciones visuales, se combinan con el movimiento, la luz y el sonido que hacen de cada visita una experiencia única.

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