Tradición y calor de hogar: los platos que tienes que probar este invierno en Bodegas Campos
Guisos con fondos excepcionales, carnes y pescados nobles y postres envolventes y suntuosos para los meses más fríos del año
La ruta gastronómica de Luis Miguel en Córdoba
Almorzar o cenar en Bodegas Campos trasciende el mero hecho de comer, de alimentarse. El zaguan de 'La Casa' -como gusta de llamarla su equipo- convierte instantáneamente al cliente en comensal y al comensal en amigo. Y ahora, más que nunca, el establecimiento destila calor de hogar tanto dentro como fuera de cocinas. Aromas y texturas que despiertan la memoria del paladar y del corazón. Su carta de invierno incluye excepcionales ibericos, y clásicos de la cocina cordobesa como flamenquín, salmorejo o berenjenas fritas en bastones que nunca hay que descartar. Igualmente, resulta elegante y exquisita su mazamorra con sorbete de manzana y gelatina de PX o las milhojas de foie, manzana y queso de cabra.
Los meses más fríos del año se prestan, especialmente, a recrearse en elaboraciones gustosas y cálidas como las tagarninas esparragadas con langostinos o las alcachofas a la montillana con jamón ibérico de bellota.
En la cocina de Bodegas Campos reina, por méritos propios, el atún rojo de almadraba con puré cítrico de mandarina sobre asadillo de pimientos y crema de almendra escabechada. Pero si hay un plato capaz de poner de acuerdo a los amantes de la tradición y de la buena mesa es el arroz meloso de rabo de toro cordobés con setas shitake y espárragos camperos. Merece una mención aparte. Es la definición exacta de felicidad incluso para quienes, por separado, no les gusta el rabo de toro, ni las setas, ni el arroz. ¡Es un platazo que trasciende épocas, modas y filias y fobias gastronómicas!
No obstante, los más carnívoros también pueden recrearse en la presa de bellota en orza con patatas de la huerta revueltas o el solomillo de retinta con foie, que siempre es una apuesta segura.
A la hora del postre bordan la tarta de queso payoyo. ¿Textura? Media. Nada de semiliquidez, tan en boga ahora. Aunque si hay un colofón dulce que encarna el auténtico lujo tradicional es el flan de yema y limón con galleta de mantequilla y helado de hierbaluisa ¡Nada más que añadir, señoría!
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