“Las plantas son mi vicio; veo una bonita en un puesto de venta y no lo puedo resistir, me la tengo que traer”, le dice Isabel López a quien le pregunta por esa gran riqueza ornamental que mantiene en su casa tallada en mármol.

El patio está presidido por un gran Triunfo de San Rafael bajo el que brota el agua de un surtidor que termina en una acequia que la conduce hasta una fuente octogonal que ocupa la parte central del recinto y de la que beben las plantas. El de Isabel es conocido como el Patio de la Kensia, por esa particular y única planta de 4,4 metros, con una hija enorme y más de tres quintales de peso, que fue trasladada al Real Jardín Botánico.

Destacan en el recinto sus arcos rebajados de ladrillo visto y el pavimento central de chinos. Las soluciones de Isabel para las plantas verdes pasan por un entorno sombrío, en el que están repartidas por muchos rincones. Hayhelechos gigantes, las castizas gitanillas y geranios, platos de cerámica, otras especies de verde ascendiendo sobre las paredes y hasta galápagos, tan habituales en los antiguos patios.