Carmen Lopera ya no esperará al visitante en Aceite, 8 como hacía cada edición del certamen. Se marcho hace unos meses dejando de luto a los Patios de Córdoba. Se le va a echar de menos en Aceite, 8 la obra maestra de quien fuera su marido, José Antonio Espinosa. Este profesional de la construcción, “albañil desde los 15 años”, tras adquirir a mediados de la pasada década de los 80 lo que fue una antigua casa de vecinos de 600 metros cuadrados, en la que llegaron a habitar hasta 30 familias, “muy castigada por el tiempo”, la transformó en un lugar de película.

La casa de José Antonio Espinosa cuenta con tres patios –el de los chinos, el de las orzas y el de la piscina–. El primer patio, con una llamativa fuente y plantas verdes espectaculares, se llama así por contar con suelo de típico chino cordobés. El segundo es el que quizás más parece un patio típico cordobés, con arcos de ladrillos cegados y detalles como el pavimento tradicional. Y el tercero, el de la piscina, que parece el escenario de la película de Billy Wilder El crepúsculo de los dioses, es asalvajado, en él reinan las partes iguales la anarquía vegetal y la arquitectónica.