La entrada barroca a este inmueble, parte de un palacete de 1782, ya predispone a descubrir maravillas en un recinto en el que Manuel Cachinero ha diseñado un museístico jardín salpicado de esas sus peculiares esculturas metálicas.

Manuel ha sabido incluir en él una variedad floral en la que no suelen faltar las plantas trepadoras –singular y única es en el recinto su maravillosa buganvilla–, mientras que entre sus elementos decorativos sobresalen un antiguo abrevadero adaptado a pilón, un pozo con brocal árabe –que reproduce una obra del siglo X– y esas bellas esculturas que son fruto de su pasión artística realizadas en materiales como acero, cobre o latón, y que parecen inspiradas por un cubismo que bebe de las fuentes del mismísimo Pablo Ruiz Picasso.

Manuel –carpintero de profesión– es un artista de la escultura. Modela toreros, caballos, toros, cristos, bailarinas...al más puro estilo abstracto. Siempre sorprende en la fuente una obra suya, también de metal pero con alma vegetal.